Por Karen Mendoza @moncocoo
Siempre he creído que las experiencias son regalos inesperados de la vida para nuestra existencia, aun cuando sean por demás dolorosas. Sin duda, hay un aprendizaje, una lección o reflexión que puede ayudarnos a crecer como seres humanos.
Estar confinados en nuestros hogares nos quitó todos los planes e ilusiones previstos en nuestra vida, pero nos orilló a algo más importante: A despertar, a valorar lo que tenemos y apreciar nuestro presente. Vivimos tan de prisa, pensando siempre en el futuro, postergando nuestros sueños, alejándonos de quienes amamos o evadiendo lo que no queremos enfrentar, que la vida solita llegó para decirnos ¡es hora de despertar!
El tiempo y el espacio es el regalo más grande que hemos podido recibir. No importa si estás dentro de cuatro paredes o tienes un Edén, puedes hacer de ese espacio tu templo, tu hogar de paz y experimentar ser la versión más amorosa de ti para ti y para los que viven contigo.
Hoy puedes verte en tus miedos o en tus creaciones; observar todo lo que no has hecho, aprender algo nuevo, cuidar de ti, atenderte, hacer lo que te gusta, abrazar a quienes amas y si estás sola o solo, apreciar tu compañía. Es un momento único, definitivamente en beneficio nuestro y del planeta que habitamos. Saca provecho de esta oportunidad, no durará para siempre -nada dura para siempre-, y si no sabes cómo empezar, sólo pregúntate ¿esto que estoy viviendo, cómo me beneficiará?.
When you visit any web site, it may store or retrieve information on your browser, mostly in the form of cookies. Control your personal Cookie Services here.