Por: Jael de la Luz*
Durante el encierro por covid19, muchas mujeres con o sin hijos experimentan dentro de sus hogares violencia doméstica sin que puedan acceder a apoyo y salvaguardar sus vidas. La violencia doméstica es un patrón de comportamiento por el cual la pareja o ex pareja emplea abuso físico, emocional, simbólico, sexual y/o financiero para tener el control de las personas más cercanas con quienes tiene un vínculo emocional. Es un crimen que afecta a miles de personas sin importar la edad, estatus económico, raza, estatus migratoria u orientación sexual. Sin embargo, son las mujeres quienes históricamente la han vivido como un patrón cultural sistemático que se ha normalizado. Por ello, decimos que la violencia doméstica es una violencia basada en el género. Quienes han experimentado violencia doméstica suelen tener miedo, sentimientos de dependencia y/o inseguridad, y traumas emocionales que a mediano y largo plazo tiene efectos nocivos a la salud mental.
En el contexto inglés durante la pandemia, según lo reportado en los últimos días, las llamadas de ayuda al 999 y 111 se triplicaron durante abril y crecieron en mayo. La mayoría de estas llamadas fueron hechas por mujeres. Y aunque la policía metropolitana de Londres ha realizado más de 4000 arrestos relacionados a esta situación, no se ha logrado atender cada emergencia reportada. La mayoría de esas llamadas fueron realizadas por mujeres de lo que en Reino Unido llaman poblaciones de origen afro, asiático y otras minorías étnicas (BME, por sus siglas en inglés).
La violencia doméstica en la comunidad latinoamericana en Reino Unido no es un tema ajeno pero durante el encierro se ha complejizado más. Estar en casa, no es necesariamente estar segura. Mujeres de nuestra comunidad al experimentar violencia doméstica, otras violencias se interconectar. Por un lado, si dependen de sus visas de esposa o están de manera irregular en este país, temen ser denunciadas por sus parejas y ser deportadas, o no continuar con el trámite legal por falta de apoyo financiero (Quienes tenemos visa de esposa, no tenemos permitido pedir apoyos económicos del gobierno, y sólo tenemos derecho al trabajo). Otras mujeres han perdido el trabajo o se les ha reducido su jornada laboral por la situación del covid19. Otras, al verse sin poder pagar la renta o contar con redes de apoyo, optan por sobrellevar la situación con sus perpetradores. Otras, por su orientación sexual temen denunciar, pues hay mucha desinformación sobre las parejas del mismo sexo (comunmente se cree que entre las parejas lesbianas no hay violencia, o que las mujeres trans, queers o no binarias están libres de vivir violencia doméstica) y por volver a experimentar exclusión, guardan silencio. Otras, son acosadas y violadas no sólo por parte de sus parejas, sino por personas que habitan la misma casa, si es que esas mujeres -y aquí corren más peligro las niñas y adolescentes- no tienen un espacio propio o sus derechos a la vivienda son vulnerados. Otras quedarán embarazadas por falta de acceso a anticonceptivos o medicamentos para abortar.
Como podemos ver, la violencia doméstica está interconectada a otras opresiones provocadas por la precariedad laboral, económica, de la vivienda y por la falta de reconocimiento de nuestros derechos reproductivos y sexuales como mujeres migrantes y mujeres de la comunidad LGTBTQ. Esas opresiones sentidas a veces nos lleva a pensar que estamos solas, sobre todo si no hablamos el idioma, si no tenemos el apoyo de una comunidad y si no conocemos cómo operan las leyes en este país. A pesar de estar en encierro, existen alternativas para recibir ayuda y asesoría en caso de vivir violencia doméstica, despidos injustificados, violación a nuestros derechos como mujeres LGTBTQ, mujeres trabajadoras, o violación a nuestros derechos como migrantes no importando nuestra condición migratoria.
En Reino Unido existen colectivos y organizaciones que nos pueden apoyar si sentimos que la casa no es un lugar seguro, y sus servicios se siguen ofreciendo de manera remota vía correo electrónico, mensaje de chat o llamada telefónica. Todos estos servicios son español. Aquí van algunas pistas a donde recurrir.
Para saber más sobre violencia doméstica y cómo armar un plan de seguridad para ti y tus hijos; sobre vivienda, refugio temporal, servicios psicológicos, servicios migratorios y derecho familiar, así como a acceder a espacios de acompañamiento colectivo, o donar en apoyo a mujeres que necesitan nuestra solidaridad porque han perdido sus empleos y fuentes de ingresos, acércate a Latin American Women´s Aid, LAWA (http://lawadv.org.uk/en/when-stayhome-isnt-safe/)
Para saber sobre violencia doméstica y la campaña de apoyo a mujeres latinoamericanas no importando su status migratorio, acércate a Latin American Women Right Services, LAWRS ( http://www.lawrs.org.uk) su campaña #StepUpMigrantWomen (https://stepupmigrantwomen.org), o a Hillingdon Women´s Center (https://www.hillingdonwomenscentre.org) donde la mexicana especialista en violencia doméstica Vicky Lechuga te puede orientar.
Para saber sobre tus derechos laborales y ayuda mutua en tiempos de covi19, acércate al sindicado de mayoría latinoamericana United Voices of the World (https://www.uvwunion.org.uk).
Para tener acceso a preservativos y pruebas de VIH de emergencia sin costo alguno, contacta a NAZ Project (http://www.naz.org.uk).
Para todo lo relacionado con tu estatus migratorio y los riesgos que corres como mexicana, acércate al Consulado Mexicano ( https://consulmex.sre.gob.mx/reinounido/index.php/en/) donde tienen un servicio especial que refiere los casos de violencia doméstica a las organizaciones ya mencionadas, y otros servicios más generales.
Todos estos servicios son gratis para las mujeres de todas la orientaciones sexuales, edad, estatus migratorio, clase social viviendo en Reino Unido.
*Jael de la Luz
Historiadora, editora y activista mexicana radicada en Londres. Escribe en la revista electrónica Feminopraxis la columna Militancias, y coordina el proyecto Mujeres tejiendo el Cambio (Change Maker Programme) en Latin American Women´s Aid, LAWA, London.
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